Los nuevos estilos de vida están llevando
a que, poco a poco, hayamos descuidado uno de los grandes pilares de nuestra
salud y de nuestro hijos: la alimentación.
Unos hábitos
alimenticios adquiridos a partir de una dieta variada, moderada y equilibrada,
y realizados todos los días, ayudan a conservar nuestra salud y
bienestar; además de tener una repercusión vital en el correcto desarrollo
físico, emocional, intelectual y psicomotor del niño.
A comer también se educa. Pero
todo es cuestión de hábitos... Hábitos que podéis (y debéis) transmitir a los
niños cuanto antes.
Vuestro hijo comienza ya a establecer sus
gustos, así como sus patrones de conducta y de comportamiento. Por eso es
importante ser disciplinado en todo lo que concierne a la alimentación: los
horarios de las comidas, la variedad de menús, no ceder siempre a sus
caprichos... El niño necesita una alimentación
variada, moderada y equilibrada que le permita crecer de forma saludable y
desarrollar se enorme actividad física.
PARA UNOS CORRECTOS HÁBITOS ALIMENTICIOS...
- En primer lugar, tened presente que la
inversión de tiempo, dedicación, y sobretodo de
paciencia, es garantía para prevenir futuros problemas de alimentación
en vuestros hijos.
- Acostumbradles cuanto antes a una
alimentación equilibrada y variada en platos, sabores, texturas,
consistencias... ¡incluso colores! Es el
modo de educar sus sentidos para disfrutar de
cualquier comida.
- Se les debe dejar claro, desde muy
pequeños, que la comida tiene un momento y un lugar,
que existe un concepto social que también conlleva o genera una dieta saludable
y que los juegos y otras actividades llegarán después de comer.
- Cuando les deis a probar un alimento
nuevo, intentadlo al principio de cada comida, cuando tienen más apetito. ¡No os rindáis ante las primeras protestas, papis!
Seguramente tendréis que insistir varios días, cocinando el alimento de
distinta forma, hasta que los niños descubran el nuevo sabor, se aficionen y se
acostumbren a él.
- No se deben emplear los alimentos como premio o castigo, lo único que
lograréis es que vuestros hijos sean unos caprichosos con las comidas y sólo
deseen comer determinados alimentos y rechacen otros, que además nunca
consumirán.
- A medida que van creciendo, van marcando
sus preferencias sobre los alimentos y deberéis orientarles adecuadamente, ya
que suelen presionar para comer sólo lo que les gusta.
- Se puede
comer de todo, pero en su justa medida. La moderación también es una premisa de
salud. No existen alimentos "buenos" o " malos",
todo depende de la cantidad que se coma de cada uno de ellos, de la
variedad y del equilibrio. Si nos
alimentamos únicamente con un alimento, por muy bueno que sea, tendremos
desajustes y carencias nutricionales.
- ¿Sabías que cada vez más niños van al
cole sin haber desayunado? ¿Cómo podemos esperar, pues, que rindan en clase? Convertid el desayuno en una de las comidas más
importantes del día. Para ello, es imprescindible dedicadle tiempo (nada
de levantarse con el tiempo justo) y, a ser posible, hacerlo en familia. Debe
incluir una pieza de fruta o un zumo de frutas, un lácteo (leche sola o con
cacao, un yogur...) y cereales (galletas, cereales, pan con aceite de oliva
virgen...).
- Es recomendable completar las tres
comidas principales del día ( desayuno, comida y cena) con un almuerzo a media mañana (en el recreo) y la merienda de
la tarde. Recordad: se puede alternar cada día un bocadillo preparado en
casa, fruta, un zumo de frutas, un lácteo...
- La cena os
puede servir a toda la familia para ayudar a equilibrar vuestra alimentación.
Para ello tendréis que tener en cuenta los alimentos que habéis tomado el reto
del día; por eso es importante que estéis bien
informados del menú de vuestro hijo en el cole. Procurad que la cena sea
más ligera que la comida: ensaladas, verduras, purés, cremas o sopas...y, como
complemento, raciones pequeñas de pescado, carne o huevo, según lo que se haya
comido al mediodía. ¡Ah!, y no olvidéis acabar con algo de fruta o un lácteo.
- Para los
niños que son muy activos y que gastan muchas calorías, es recomendable el
consumo de un vaso de leche antes e irse a la cama.
- Por último, no olvidéis que, como
siempre que se trata de educar a los niños, hay que
enseñar con el ejemplo más que con palabras. De poco servirá que les
digáis cada dos por tres que coman fruta, que se coman el pescado, que
desayunen antes de salir de casa, etc.; si a vosotros no os ven cuidaros de la
misma manera. Los hábitos alimenticios se aprenden y unos buenos maestros son
los padres.
Y, ¿QUÉ PASA CON EL COMEDOR ESCOLAR?
El comedor de los centros educativos
desempeña también un papel muy importante en la alimentación de vuestro hijo...
¡No en vano come allí cinco días a la semana durante la mayor parte del año!
El comedor escolar es un aliado de los
padres en el cuidado de la alimentación de su hijo, y una buena oportunidad
para incorporar y potenciar el consumo de esos alimentos que a los niños no
suelen gustarles demasiado: verduras o ensaladas (como primer plato o como
guarnición de los segundos), la fruta fresca como postre y el pescado cocinado
de diversas maneras. Para ello es necesario que los padres se impliquen, bien
directamente o bien a través de las AMPAS, en supervisión y control de los
menús escolares, unos buenos consejos que se pueden tener en cuenta son...
Los menús
escolares tienen que:
- Incluir
diariamente ensaladas, verduras y fruta fresca, de esta forma se puede
asegurar un buen aporte de fibra, vitaminas y minerales.
- Incorporar como pescado
las piezas o partes que menos espinas tienen (lomos, filetes sin espinas) y
prepararlo de diferentes formas, de manera que resulte más atractivo para los
pequeños: con salsa, al horno, en croquetas o albóndigas, preferiblemente
acompañado de guarnición.
- Incorporar
platos variados y con buena presentación, respetando las costumbres
gastronómicas de cada región.
- Incluir
alimentos de temporada y realizar menús diferentes según la estación del año.
Hay que intentar supervisar que los menús
estén basados en una variación periódica, incluso que preparen un mismo
alimento de diferentes maneras; de lo contrario, puede que el niño no quiera
comer estos platos sin ese condimento concreto que le agrada, o que tenga
aversión a todos aquellos platos elaborados con la misma salsa, si no le gusta.
- Para la
elaboración no cocinar con mucha sal y reducir la grasa de la carne. Comprobar
de vez en cuando cómo se elaboran o
cocinan los platos, puede permitir ver el valor nutricional de los mismos.
- Llevar
guarnición en los segundos platos: verdura o ensalada, sofrito de
verduras… Hace que sea más fácil su consumo.
El cuidado y el
crecimiento feliz de los niños es fruto del trabajo conjunto de la familia y el centro educativo.
Conocer los menús escolares de permitir completar la dieta con otros alimentos. Si los padres
saben qué han comido sus hijos, será más fácil incorporar los menús de la
noche. El comedor escolar tiene que mantener informados a los padres del menú
semanal o mensual, para facilitarles el poder equilibrar y complementar la
dieta de los niños en casa. Los padres deben supervisar y controlar los
alimentos que forman parte de los mismos, la variedad y cantidad que se
incorporan a los menús.