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miércoles, 18 de febrero de 2015

CUIDANDO LA ALIMENTACIÓN EN EL COLE Y EN CASA

     Los nuevos estilos de vida están llevando a que, poco a poco, hayamos descuidado uno de los grandes pilares de nuestra salud y de nuestro hijos: la alimentación.
     Unos hábitos alimenticios adquiridos a partir de una dieta variada, moderada y equilibrada, y realizados todos los días, ayudan a conservar nuestra salud y bienestar; además de tener una repercusión vital en el correcto desarrollo físico, emocional, intelectual y psicomotor del niño.
     A comer también se educa. Pero todo es cuestión de hábitos... Hábitos que podéis (y debéis) transmitir a los niños cuanto antes.
     Vuestro hijo comienza ya a establecer sus gustos, así como sus patrones de conducta y de comportamiento. Por eso es importante ser disciplinado en todo lo que concierne a la alimentación: los horarios de las comidas, la variedad de menús, no ceder siempre a sus caprichos... El niño necesita una alimentación variada, moderada y equilibrada que le permita crecer de forma saludable y desarrollar se enorme actividad física.

PARA UNOS CORRECTOS HÁBITOS ALIMENTICIOS...

     - En primer lugar, tened presente que la inversión de tiempo, dedicación, y sobretodo de paciencia, es garantía para prevenir futuros problemas de alimentación en vuestros hijos.
     - Acostumbradles cuanto antes a una alimentación equilibrada y variada en platos, sabores, texturas, consistencias... ¡incluso colores!  Es el modo de educar sus sentidos para disfrutar de cualquier comida.
     - Se les debe dejar claro, desde muy pequeños, que la comida tiene un momento y un lugar, que existe un concepto social que también conlleva o genera una dieta saludable y que los juegos y otras actividades llegarán después de comer.
     - Cuando les deis a probar un alimento nuevo, intentadlo al principio de cada comida, cuando tienen más apetito. ¡No os rindáis ante las primeras protestas, papis! Seguramente tendréis que insistir varios días, cocinando el alimento de distinta forma, hasta que los niños descubran el nuevo sabor, se aficionen y se acostumbren a él.
                   
     - No se deben emplear los alimentos como premio o castigo, lo único que lograréis es que vuestros hijos sean unos caprichosos con las comidas y sólo deseen comer determinados alimentos y rechacen otros, que además nunca consumirán.
     - A medida que van creciendo, van marcando sus preferencias sobre los alimentos y deberéis orientarles adecuadamente, ya que suelen presionar para comer sólo lo que les gusta.
     - Se puede comer de todo, pero en su justa medida. La moderación también es una premisa de salud. No existen alimentos "buenos" o " malos", todo depende de la cantidad que se coma de cada uno de ellos, de la variedad  y del equilibrio. Si nos alimentamos únicamente con un alimento, por muy bueno que sea, tendremos desajustes y carencias nutricionales.
     - ¿Sabías que cada vez más niños van al cole sin haber desayunado? ¿Cómo podemos esperar, pues, que rindan en clase? Convertid el desayuno en una de las comidas más importantes del día. Para ello, es imprescindible dedicadle tiempo (nada de levantarse con el tiempo justo) y, a ser posible, hacerlo en familia. Debe incluir una pieza de fruta o un zumo de frutas, un lácteo (leche sola o con cacao, un yogur...) y cereales (galletas, cereales, pan con aceite de oliva virgen...).
                           
     - Es recomendable completar las tres comidas principales del día ( desayuno, comida y cena) con un almuerzo a media mañana (en el recreo) y la merienda de la tarde. Recordad: se puede alternar cada día un bocadillo preparado en casa, fruta, un zumo de frutas, un lácteo...
     - La cena os puede servir a toda la familia para ayudar a equilibrar vuestra alimentación. Para ello tendréis que tener en cuenta los alimentos que habéis tomado el reto del día; por eso es importante que estéis bien informados del menú de vuestro hijo en el cole. Procurad que la cena sea más ligera que la comida: ensaladas, verduras, purés, cremas o sopas...y, como complemento, raciones pequeñas de pescado, carne o huevo, según lo que se haya comido al mediodía. ¡Ah!, y no olvidéis acabar con algo de fruta o un lácteo.
     - Para los niños que son muy activos y que gastan muchas calorías, es recomendable el consumo de un vaso de leche antes e irse a la cama.
     - Por último, no olvidéis que, como siempre que se trata de educar a los niños, hay que enseñar con el ejemplo más que con palabras. De poco servirá que les digáis cada dos por tres que coman fruta, que se coman el pescado, que desayunen antes de salir de casa, etc.; si a vosotros no os ven cuidaros de la misma manera. Los hábitos alimenticios se aprenden y unos buenos maestros son los padres.

Y, ¿QUÉ PASA CON EL COMEDOR ESCOLAR?

     El comedor de los centros educativos desempeña también un papel muy importante en la alimentación de vuestro hijo... ¡No en vano come allí cinco días a la semana durante la mayor parte del año!

     El comedor escolar es un aliado de los padres en el cuidado de la alimentación de su hijo, y una buena oportunidad para incorporar y potenciar el consumo de esos alimentos que a los niños no suelen gustarles demasiado: verduras o ensaladas (como primer plato o como guarnición de los segundos), la fruta fresca como postre y el pescado cocinado de diversas maneras. Para ello es necesario que los padres se impliquen, bien directamente o bien a través de las AMPAS, en supervisión y control de los menús escolares, unos buenos consejos que se pueden tener en cuenta son...
                                
  Los menús escolares  tienen que:

     - Incluir diariamente ensaladas, verduras y fruta fresca, de esta forma se puede asegurar un buen aporte de fibra, vitaminas y minerales.
     - Incorporar como pescado las piezas o partes que menos espinas tienen (lomos, filetes sin espinas) y prepararlo de diferentes formas, de manera que resulte más atractivo para los pequeños: con salsa, al horno, en croquetas o albóndigas, preferiblemente acompañado de guarnición.
     - Incorporar platos variados y con buena presentación, respetando las costumbres gastronómicas de cada región.
     - Incluir alimentos de temporada y realizar menús diferentes según la estación del año. Hay que intentar supervisar que los menús  estén basados en una variación periódica, incluso que preparen un mismo alimento de diferentes maneras; de lo contrario, puede que el niño no quiera comer estos platos sin ese condimento concreto que le agrada, o que tenga aversión a todos aquellos platos elaborados con la misma salsa, si no le gusta.
     - Para la elaboración no cocinar con mucha sal y reducir la grasa de la carne. Comprobar de vez en cuando cómo se elaboran  o cocinan los platos, puede permitir ver el valor nutricional de los mismos.
     - Llevar guarnición en los segundos platos: verdura o ensalada, sofrito de verduras… Hace que sea más fácil su consumo.

      El cuidado y el crecimiento feliz de los niños es fruto del trabajo conjunto de la  familia y el centro educativo. Conocer los menús escolares de permitir completar  la dieta con otros alimentos. Si los padres saben qué han comido sus hijos, será más fácil incorporar los menús de la noche. El comedor escolar tiene que mantener informados a los padres del menú semanal o mensual, para facilitarles el poder equilibrar y complementar la dieta de los niños en casa. Los padres deben supervisar y controlar los alimentos que forman parte de los mismos, la variedad y cantidad que se incorporan a los menús.

                                    
Bibliografía: “El cole. Instrucciones de uso”. B

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